domingo, 23 de marzo de 2014

RECUERDO DE LAS FIESTAS DE SAN CAYETANO






El SEMANARIO MURCIANO, en su número 144 de fecha de 14 de noviembre de 1880, publica un extenso artículo firmado por J. Agulló Muñoz, que dedica especialmente a su sobrina, la señorita Encarnación Álvarez Agulló y en el que se extiende acerca de las costumbres en torno a la celebración de la fiesta de S. Cayetano, en Monteagudo. 
Aprovecha para practicar un sano deporte español: la queja. Así, aprovechando que hay fiesta en Monteagudo, nos habla de las insanas costumbres de nuestra "desdichada, aunque católica, España". Pais éste que aprovecha cualquier ocasión para marcharse de fiesta y desatender el sagrado deber del trabajo. 
A los habitantes de Monteagudo de aquella época, les "halaga" y les reconoce cierta evolución, en relación a los moradores de 30 años atrás, fanáticos donde los hubiera; "...hoy gracias al progreso tienen los ojos un poco abiertos"

Interesante también por la descripción de las costumbres de la celebración, con las gentes de toda la huerta llevando sus ofrendas al "santo patrono", en forma de trigo o, en su defecto, en metálico. La procesión, con todo el cortejo de acompañantes del pueblo y encabezada por las autoridades civiles y eclesiásticas, y , con espectadores que, a falta de otra forma más exquisita de participar, se dedicaban al  lanzamiento de viandas: peladillas, cascaruja, chumbos y, algún que otro melonazo... que derivó en alguna ocasión a que nuestro resignado S. Cayetano volviese a su Iglesia con "algún remo" de menos.


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Y vamos con un consejo poético....











miércoles, 12 de marzo de 2014

MONTEAGUDO Y SUS RECUERDOS



En el número correspondiente al 29 de marzo de 1857 del Semanario Pintoresco Español aparece un artículo dedicado a Monteagudo, que lleva como título MONTEAGUDO Y SUS RECUERDOS. En el mismo se exalta la belleza del paisaje y las cualidades de esta hermosa atalaya sobre la huerta. Y cierra el artículo con la misma queja que más de ciento cincuenta años después, seguimos expresando: Indignación por el abandono y la desidia de lo que debería de ser un claro referente cultural e histórico de Murcia.