El 18 de agosto de 1874, el periódico EL ECO DE CARTAGENA, se hacía eco en su sección de crónica local, de una noticia relacionada con los problemas derivados de uso y abuso del agua para el riego.
Los de Monteagudo quedamos situados en un buen puesto de la clasificación general: " En Monteagudo y término inmediato es donde más abusos se descubrieron...".
En fin, agua pasada.
De la «Paz» del
27;
El domingo fue
el Sr. Flores, gobernador interino, acompañado del Sr. Rivera, jefe de la
guardia civil, hasta los límites del término de Santomera, recorriendo todos
los puestos establecidos, con objeto de ver si habían llegado hasta el
final las aguas, y para tomar sobre el
terreno las oportunas medidas para
conseguir el objeto.
En Monteagudo y
término inmediato es donde más abusos se descubrieron, viéndose obligado el Sr. Flores a mandar
detener a su regreso a varios labradores cuyas tierras estaban rebalsadas de
agua, mientras que a la cola del término de Santomera no había llegado a las 9
de la noche, siendo por demás aflictiva la situación de los habitantes de aquel
pedazo de término, por la carencia absoluta de agua hasta para beber, y el
desarrollo de calenturas perniciosas que empezaba.
Durante la
permanencia de ambos jefes en Santomera se cortó por dos veces el agua, y acto
continuo salió una pareja, que puesta en combinación con las de Monteagudo, buscaron al culpable, el que
según noticias fué habido regando un campo de alfalfa y ayer sería conducido á
Murcia en unión de otros varios,
habiendo multado el Sr. Flores a otros que
se encontraban detenidos.
Se han
establecido rondas en todos los términos rurales, que recorren las aguas para
que auxilien a la guardia civil.
Los campos de Monteagudo fueron recorridos por dichos
señores y el alcalde pedáneo, para cerciorarse del abuso convelido y obrar con
energía, pues debido a esta clase de abusos, el agua no ha corrido todo el
trayecto que era indispensable para la salud pública.
Los medios de
que se valen los labradores para burlar la vigilancia y no aparecer
responsables, es mandar chiquillos o mujeres ancianas al levantar los
tablachos, escusándose los dueños con decir que ellos no han mandado les
rieguen los campos, pero el Sr. Flores, a quien se le hizo presente lo que
ocurría, tomó en el acto medidas que “impediesen” este subterfugio.
—Parece que con
el agua de gracia se ha llegado hasta el abuso de venderla
para regar; con
este motivo en el ayuntamiento se va a hacer una información para si es cierto descubrir a los
culpables.
Nota aclaratoria:
El vecino que aparece en la foto portando dos cántaras de agua, no figura entre los detenidos por la Guardia Civil del Sr. Flores. El agua portada era de un pozo de su propiedad y no hay indicios de que intentara venderla para riego.