Este es el artículo publicado por Rodolfo Carles en el Semanario Murciano correspondiente al diez de agosto de 1879, recien acabadas las fiestas de S. Cayetano.
Sobre la Fiesta de San Cayetano.
La
tradición va de capa caída en algunas cosas.
Quién
había de decir que la fiesta de S. Cayetano vendría a menos.
Qué
chico ni qué grande ignoraba que el 7 de Agosto era el santo del padre de la
Providencia?
Y
era de ver cómo se preparaban las caracolas, y los talones, para dar con ellos
en los mostradores, y cómo los muchachos afilaban la lengua para silbar, los
otros para manejar las chicharras y
todos, en fin, los habitantes de las calles por donde pasaban los que iban a la
fiesta se enredan en el deber de contribuir con algún discordante ruido a la
obra común de dar una grita y una silba a los que podían considerar su paso por
dentro de la ciudad como un vía-crucis.
Lo
que sucedía en Monteagudo, teatro de la fiesta, la víspera y el día del santo
era para visto más que para contarlo. Todos lo recuerdan, porque todos si no lo
han visto una vez es que lo han visto más de diez.
Quien
quita, como es natural, la primera visita al santo para entregarle lo prometido.
Y por aquellas pendientes cuestas subían la de la mata de pelo, con el de la
anega de trigo, teniendo ambos que ladearse más de una vez para no cebarse
sobre el que subía la
cuesta
penosamente de rodillas.
No
hay para qué hablar del castillo de pólvora, ni de los figones ambulantes, ni
de los puestos de melones, avellanas y dulces secos: pero que muy secos, eso
sí; ni de las expansiones de los alrededores al pasar la procesión, ni del
macilentoregreso de los que fueron a S. Cayeta… a cumplir una prome…: todo eso
pasó a la historia y sólo se conserva, ya digo, como un recuerdo más o menos
grato. La fiesta existe; pero ya no es aquella de hace quince y veinte años: el
favor de S. Cayetano de Monteagudo, que es el tradicional, se lo disputan el
del Monte y el de la parroquia de S. Pedro. Quizá, cuando transcurran algunos
años, si aumentan los visitadores al Monte, aleguen sus devotos el derecho de
prescripción, y para el siglo que viene se haya trasladado por completo la
fiesta hacia aquel lado.
Rodolfo Carles.
Semanario Murciano. Año II. 10 de agosto de 1879. Número 78
Imagen portada revista LA ILUSTRACIÓN ( 7 de julio de 1889. Número 453. Fotografía de D. Juan Almagro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario